La Glorieta de las Mujeres que Luchan es un símbolo de lucha y resistencia. Es la silueta de una mujer con el puño en alto, la palabra “justicia” no solo está escrita en su espalda sino que además la sostiene como su columna vertebral. La historia sobre cómo llegó a colocarse en una de las avenidas más importantes en México es, en sí misma, una lucha que representa la perseverancia y resistencia.
En mis propios procesos he atestiguado que las mujeres que luchan tarde o temprano nos encontramos: cuando aprendemos a escuchar a otras, cuando nos atrevemos a compartir nuestras historias, cuando sentimos empatía por el sufrimiento de otras personas, cuando nos acompañamos, cuando cuidamos y nos cuidamos, cuando sentimos la necesidad de validar nuestro enojo e indignación ante las injusticias, cuando apoyamos a nuestras hermanas en sus proyectos profesionales, cuando abrimos espacios para que las causas y luchas de otras también sean escuchadas. Eso para mí es acuerpar, es darnos la posibilidad de ayudarnos a sanar, de continuar aprendiendo, de recordar nuestros valores y apapacharnos, abrazarnos con el alma y resistir.
El mes de marzo se está yendo rápidamente, por ello quiero decirles que la lucha diaria que hacemos para levantar la voz por los derechos de las niñas y niños en primera infancia continuará. Si bien reconocemos que cada colectivo prioriza su agenda y que las causas son diversas, nuestras luchas confluyen en la diversidad de nuestras historias y testimonios.
Estoy segura de que coincidimos en que las grandes transformaciones requieren cambios sistémicos, cambios de estructuras, cambios de fondo en las políticas públicas. Para nosotras, la prioridad de la atención de las niñas y niños en primera infancia, en articulación con la agenda de las mujeres, continuará con el apoyo que brindaremos a tres temas muy concretos.
Primero, se debe ampliar el periodo de licencia de maternidad de 12 a 24 semanas, mediante una reforma constitucional, y especificar el derecho de la mujer a elegir libremente cuándo tomará la parte no obligatoria de su licencia de maternidad, antes o después del parto. Una licencia de maternidad apropiada permite que la mujer se recupere en el postparto, pase más tiempo con su recién nacido, se garantiza la estabilidad económica durante el periodo de maternidad, y anima a las mujeres a regresar al trabajo con confianza y buena disposición. La licencia de maternidad remunerada también redunda en beneficio de la empresa, pues aumenta la productividad, mejora el estado de ánimo del personal y reduce la rotación de personal. Aquí puedes leer algunos ejemplos.
Existe abundante evidencia de que un periodo corto de licencia de maternidad remunerada en el sector formal reduce las oportunidades de participación de las mujeres en el ámbito laboral y está asociado a mayor estrés y depresión materna. Además de que reduce la posibilidad de sostener la lactancia materna exclusiva de los bebés durante los primeros 6 meses de vida. Ahora bien, para que la pareja y el núcleo familiar se involucren más activamente en el cuidado del recién nacido, también deben ofrecerse licencias parentales, de al menos 4 semanas (poquito menos que la cuarentena del postparto), para contribuir a solucionar la disparidad entre mujeres y hombres, equilibrar las condiciones entre ellos, reducir la discriminación y la desigualdad en los roles de cuidado.
Segundo, en México viven 12 millones de niñas y niños menores de 6 años, este grupo de edad representa un tercio de la población susceptible de ser cuidada. Para la primera infancia los cuidados y la educación son indispensables e indisolubles, por ello hemos reconocido que la publicación de la Política Nacional de Educación Inicial es un paso para lograr que todas las niñas y niños de cero a tres años alcancen un desarrollo integral, en ambientes ricos en experiencias afectivas, educativas y sociales, y el acompañamiento a las familias en las prácticas de crianza.
¿Y cómo se puede lograr? Impulsando que la Secretaría de Educación Pública implemente de una vez la Política Nacional de Educación Inicial en sus dos modalidades de cuidado: escolarizada (en centros de atención habilitados para otorgar diariamente cuidados y educación en horarios determinados) y no escolarizada (en la que se busca acompañar a las familias en la crianza, desde el embarazo y durante los primeros mil días de vida, para favorecer su desarrollo integral y garantizar sus derechos, en esquemas flexibles y espacios comunitarios, como aulas, clínicas de salud, casas particulares, o espacios al aire libre).
Además, la Política Nacional de Educación Inicial tiene el potencial de ir más allá en su articulación con el enfoque de equidad de género, expresado como: lograr el desarrollo cognitivo de las niñas; brindar servicios, atención y orientación a las mujeres y también a las familias en aspectos de crianza, y qué decir de la profesionalización de agentes educativas (en su mayoría mujeres), y de la contribución para incrementar la participación de las mujeres en el sector de cuidados formal, lo que conlleva a mejorar las condiciones de estabilidad financiera en los hogares.
Todo esto nos lleva a reiterar que nuestro país sí necesita un Sistema Nacional de Cuidados, pero un Sistema que también tome en cuenta la perspectiva de derechos de la niñez, en articulación, por supuesto, con el enfoque de género, y en la ruta hacia la co-creación de una política nacional de cuidados. No necesitamos más esfuerzos desarticulados. Actualmente, la oferta pública de servicios de cuidado es mínima comparada con la necesidad o demanda del servicio. Las condiciones laborales actuales de las mujeres en México obligan a la reflexión sobre una visión integral de la oferta pública de atención y cuidados para la primera infancia.
Tercero, se debe reformar la Ley de Aviación Civil para establecer explícitamente el derecho de las mujeres en periodo de lactancia materna a transportar su leche de forma segura, y así evitar que las mujeres se vean obligadas a tirar su leche materna. Con esta reforma, las mujeres (pasajeras o personal aéreo) podrían llevar con ellas toda la leche materna extraída, compresas de hielo, compresas de gel (congeladas o no congeladas), extractores de leche materna y kits de sacaleches, y otros artículos necesarios para transportar la leche materna extraída a través de los puntos de control de seguridad del aeropuerto y a bordo de los vuelos, aun cuando viajen sin un bebé.
Por ello, desde el Pacto por la Primera Infancia insistimos en que el bienestar de las niñas, niños y sus cuidadores es una responsabilidad del Estado. No es un asunto exclusivamente doméstico. Es un asunto público y de políticas públicas en el que el Estado mexicano debe apoyar el desarrollo de la niñez en primera infancia y que brinden mejores condiciones para sus cuidadores directos.
En el marco de la Conmemoración del #8M2023, considero que hay diversas formas para luchar por la garantía de los derechos de la primera infancia. La lucha es diaria. Nuestras luchas se darán desde diferentes espacios y perspectivas. Nuestras luchas continuarán confluyendo en la diversidad de nuestras historias, y si logramos ajustar el principio de la historia, podremos cambiar positivamente el resto de la historia.