n el tejido mismo de la medicina preventiva, las vacunas se erigen como guardianes incuestionables de la salud pública y como un derecho fundamental de cada ser humano. Han sido, a lo largo de la historia, la luz que disipa las sombras de enfermedades mortales y discapacidades evitables.
Sin embargo, la sombra del desgaste y el abandono ha extendido su velo sobre esta defensa crucial de la salud infantil. La crisis que vive México es mucho más que producto de la pandemia, es la acumulación de años -quizá décadas- de inversiones inerciales, baja prioridad y decisiones cuestionables que han resultado en el debilitamiento de los múltiples elementos que conforman el sistema de vacunación para la infancia en México.
En este contexto, un grupo de organizaciones de base, expertas y sociedades científicas convocamos al Foro Vacunación para la niñez: #SíPodemos, celebrado el pasado 30 de noviembre en el Museo Memoria y Tolerancia de la Ciudad de México. Fue un espacio de diálogo propositivo y colaborativo destinado a sensibilizar a todos los sectores sobre la apremiante necesidad de la vacunación oportuna en la primera infancia, y de sumar esfuerzos para poner en forma un tren destartalado que requiere urgente mantenimiento.
Como resultado de ese evento se elaboraron 47 recomendaciones de política pública que fueron entregadas al presidente de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, Emmanuel Reyes Carmona, y se entregaron también en las oficinas de la presidenta de la Comisión de Salud en el Senado, así como en la oficina del Secretario de Salud. En esas cartas también hemos solicitado la posibilidad de reunirnos y empezar un diálogo que nos permita sumar fortalezas para garantizar los derechos de niñas y niños a la vacunación.
Es urgente que el Estado mexicano, en conjunto con la sociedad civil, las instituciones académicas, el sector empresarial y los medios de comunicación, dé pasos contundentes para abatir los obstáculos que amenazan la salud de nuestra niñez. Las recomendaciones concretas y colaborativas que surgieron de este evento deben ser consideradas como insumos de una hoja de ruta para garantizar que ningún niño o niña enfrente una dolorosa muerte o quede permanentemente afectado por la discapacidad por enfermedades que se pueden prevenir.
La vacunación en la primera infancia no es solo un acto médico; es un acto de justicia social y un compromiso con el bienestar colectivo. #SíPodemos lograr un cambio positivo y asegurar un futuro saludable para nuestras niñas y niños hoy.
Es hora de que nuestras autoridades sitúen la vacunación infantil en la cima de sus prioridades. De no alcanzar la meta del 95 % de coberturas, todos estarán en riesgo. La amenaza es real, no hay tiempo que perder.