¿Cómo fue el presupuesto para la primera infancia del 2018 al 2024?

Es fundamental que el nuevo gobierno no sólo mantenga y maximice los avances y logros, sino que también aborde de manera progresiva los enormes desafíos y obstáculos que han limitado contar con un presupuesto acorde a las enormes necesidades que requieren las niñas y niños menores de 6 años.

Desde hace varios años, desde el Pacto por la Primera Infancia hemos insistido respecto de la importancia estratégica de la inversión pública creciente y sostenida que permita financiar políticas públicas a favor de las niñas y niños menores de 6 años de nuestro país a fin de potenciar su desarrollo y garantizar de manera integral sus derechos y con ello alcanzar impactos positivos no sólo para los niños y familias, sino en para el país en su conjunto. 

Con la conclusión de la administración 2018-2024 se realizó un balance presupuestal en materia de primera infancia, el cual fue presentado durante la 5ª Semana Nacional de Inversión en Primera Infancia, que se caracteriza por reflejar un panorama de claroscuros: por una parte, se advierten avances y logros importantes, pero al mismo tiempo retrocesos y obstáculos que limitan alcanzar un mayor y mejor gasto público en beneficio de las niñas y niños en primera infancia del país. 

¿Cuáles son los avances?

  • Los recursos públicos orientados a la primera infancia aumentaron nominalmente en 71% y real en 27%.
  • El presupuesto para la primera infancia como proporción del PIB se incrementó, pasó de únicamente el 0.47% en 2018 al 0.61% en 2024.
  • Se realizaron mejoras en la metodología del diseño del Anexo Transversal, lo que ha permitido una estimación más adecuada de la proporción de los recursos del Presupuesto de Egresos de la Federación que se orientan a la atención de niñas, niños y adolescentes, así como una mejor distinción ente los grupos etarios que lo conforman. 
  • Todas las finalidades del gasto “Desarrollo Social”, “Desarrollo Económico” y Gobierno, se incrementaron de manera importante, con 70%, 676% y 67% respectivamente.
  • El gasto en educación para primera infancia concentra el 61% del total del presupuesto y se incrementó nominalmente en el periodo más de 10 veces.
  • El gasto social orientado a niñas y niños menores de 6 años como proporción del PIB se incrementó, pasó de únicamente el 0.47% en 2018 al 0.61% en 2024.
  • Se incrementó de manera importante el gasto federalizado vía los Fondos de Aportaciones Federales del Ramo 33 y representan el 51% del total del presupuesto para la primera infancia.
  • Todas las entidades federativas, salvo la Ciudad de México, se vieron beneficiadas con incrementos en la asignación presupuestal para la primera infancia en el periodo.
  • Se incrementó el gasto per cápita anual promedio a nivel nacional en 146%, al pasar de $4,564 a $11,235.
  • Todas las entidades federativas observaron ampliaciones en el gasto per cápita en primera infancia.

¿Cuáles son los obstáculos y retrocesos?

  • Los incrementos presupuestales nominales y reales para la primera infancia no fueron sostenidos, ni progresivos, dado que se identifican contracciones en varios años.
  • Los recursos para garantizar el derecho a la salud y satisfacer las necesidades básicas y enfrentar diversos condicionantes sociales de las niñas y niños menores de 6 años, no sólo no son insuficientes, sino que se redujeron de manera alarmante: salud y protección social se redujeron nominalmente en el periodo un 24% y 36% respectivamente y en términos reales en 43% y 52%.
  • Pese a que se incrementó el total del gasto social en el país, la proporción del orientado para la infancia y adolescencia ha disminuido sistemáticamente al pasar del 26.5% en 2018 a tan sólo el 17.3% en 2024. En tanto que el orientado a la primera infancia, representa una muy baja proporción con tan sólo el 3.4%.
  • A pesar del incremento presupuestal para la primera infancia, la gran mayoría de la oferta programática conformada por programas clave asociados a las funciones de salud, educación, protección social y coordinación de la política de gobierno, observan un comportamiento errático al registrarse aumentos y reducciones presupuestales, lo que rompe la lógica de los principios de progresividad e interés superior de la niñez. 
  • Los constantes cambios en el sistema de salud del país han repercutido en la efectividad de la oferta programática para la primera infancia y en consecuencia en la garantía al derecho a la salud.
  • En materia de primera infancia, también se reproduce el mismo fenómeno de desigualdad regional que aqueja al país, al identificarse a nivel subnacional profundas desigualdades.

Por lo anterior, es urgente dejar atrás los presupuestos inerciales y reflexionar sobre la inversión que se requiere para incrementar de manera substancial las coberturas y cerrar las brechas de programas clave para el bienestar de niñas y niños menores de 6 años, y fijar como una meta nacional con miras al 2030 invertir 1.5% del PIB en primera infancia. 

Es fundamental que el nuevo gobierno no sólo mantenga y maximice los avances y logros, sino que también aborde de manera progresiva los enormes desafíos y obstáculos que han limitado contar con un presupuesto acorde a las enormes necesidades que requieren las niñas y niños menores de 6 años para alcanzar y potenciar su máximo desarrollo y disfrutar efectivamente todos sus derechos.

*Coordinador de Investigación del Pacto por la Primera Infancia | @albertsotomayor | @Pacto1aInfancia

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