En México, la Ley General de Salud destaca el acceso universal y gratuito a las vacunas como un derecho inalienable para todos los habitantes del país, poniendo especial énfasis en la protección de la salud materno-infantil.
En ella, se establece la responsabilidad del gobierno para asegurar la aplicación de todas las vacunas del Programa Universal de Vacunación (PVU). Esta normativa garantiza que cualquier persona, sin importar su condición de asegurado en sistemas de salud o su estatus migratorio, tiene derecho a estas vacunas.
Actualmente las 13 vacunas del PVU son: BCG – Previene la tuberculosis, Hepatitis B, Hexavalente-Protección contra Difteria, Haemophilus influenzae tipo b, Poliomielitis, Tétanos, Tosferina y Hepatitis B, Rotavirus, Neumococo, SRP (Sarampión, Rubéola, Parotiditis), DPT (Difteria, Tosferina y Tétanos), Influenza, VPH (Virus del Papiloma Humano), SR (Sarampión, Rubéola), Neumococo para adultos, Td (Tétanos, Difteria), y Tdpa acelular (Tétanos, Difteria).
En nuestro país, a diferencia de otros países, hay una amplia aceptación de la vacunación. Luego entonces, si hay voluntad y es un derecho, se esperaría que tuviéramos altísimos niveles de cobertura; sin embargo, en los últimos años hemos enfrentado carencias significativas en el acceso a vacunas, con coberturas por debajo del 70% en 2022, muy por debajo de la meta. Además, estas coberturas varían considerablemente entre estados con coberturas en menores de un año, que van de 93% en el Estado de México hasta un 69% en Chihuahua.
La vacunación es un derecho de todos y todas, y también una obligación. Si las coberturas de vacunación disminuyen, nos dejan vulnerables a enfermedades. Entonces, ¿qué podemos hacer? El ejercicio del derecho a la vacunación presenta particularidades distintas a otros servicios de salud. No siempre es percibido como un derecho o una necesidad urgente y, frecuentemente, se relega en favor de otras urgencias sanitarias. Además, los esquemas de vacunación están sujetos a cambios constantes, lo que puede generar confusión.
Es crucial que las personas conozcamos los mecanismos para hacer valer este derecho. Estos podemos dividirlos en individuales y colectivos.
Mecanismos Individuales: Estos incluyen instituciones que protegen y promueven la salud pública y los derechos individuales. El Órgano Interno de Control en instituciones de salud, la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (CONAMED), y la Comisión Nacional de Derechos Humanos son ejemplos de ello. Además, el Poder Judicial de la Federación permite interponer amparos indirectos para proteger derechos vulnerados, incluidos los relativos a la vacunación.
Mecanismos Colectivos: Estos son cruciales dada la complejidad de la vacunación y sus consecuencias colectivas. Permiten a comunidades y grupos de interés actuar unidos en defensa del derecho a la salud pública. La transparencia en la adquisición y distribución de vacunas es clave, y se puede promover a través de la vigilancia y el monitoreo de programas por parte de la sociedad civil.
La participación en consejos de salud y grupos de acción comunitaria permite influir en políticas y prácticas de salud. Las estrategias de litigio estratégico y movilizaciones colectivas son herramientas poderosas para cambios significativos en la política y práctica de la vacunación.
Estos enfoques son complementarios y esenciales. Mientras los mecanismos individuales atienden casos concretos, los colectivos buscan mejoras estructurales que beneficien a toda la sociedad.
Tal y como lo expresé en el Foro Vacunación para la niñez: #SíPodemos realizado el pasado 30 de noviembre, convocado por el Pacto por la Primera Infancia en coordinación con 13 organizaciones, la exigencia y organización ciudadana son fundamentales para garantizar el acceso a las vacunas y proteger la salud de niñas y niños. La vacunación es un derecho individual y una responsabilidad colectiva. Mediante la participación y la exigencia informada podemos superar los desafíos actuales, hacer equipo con gobierno, industria, academia y sociedad civil para asegurar un futuro más saludable para nuestros niños y niñas.
La vacunación es un derecho y responsabilidad de todos. No permitamos que se vulnere.
#SíPodemos hacer la diferencia.