La crianza libre de estereotipos de género 

Es momento de romper con modelos tradicionales y ver cuál es el rol de ser varón y cuál el de la mujer, quien lleva el aporte económico a la familia, que los padres también hablan de menstruación con sus hijas y debemos integrar a identidades de género alternativas para avanzar hacia el fin de la violencia de género.

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Aparentemente a esta generación de padres y cuidadores jóvenes le tocó una vida más amable y accesible a la hora de criar a sus hijos, en parte porque existen nuevos métodos, flexibles, amorosos y respetuosos para establecer un ambiente más sano y armonioso. 

Estos adultos jóvenes están construyendo un cambio de paradigma y están cambiando las relaciones humanas en varios roles, en la pareja, lo laboral, la crianza y la educación de sus hijos, sin embargo, no tienen referencias que le permitan saber si lo están haciendo bien o lo están haciendo mal por lo que constantemente les saltan las dudas. 

“Entramos en dudas cuando rechazan nuestra forma y nos convocan a actuar desde lo roles tradicionales: amenazas, goles, autoritarismo. Porque la primera generación somos punta de lanza y la intención es que a nuestras hijas e hijos les cueste menos trabajo”, explicó Luz del Carmen Aguilar Delgado, psicóloga y psicoterapeuta infantojuvenil, durante la mesa Crianza Libre de Estereotipos de Género. 

“Si tu estilo es flexible y permites dialogar con la persona que estás guiando, es un buen indicador. Es importante preguntar más que ordenar porque al preguntar ayudamos a la formación del pensamiento crítico y éste nos ayudará a romper con los estereotipos de género”, dijo la especialista durante la tercera mesa organizada del ciclo Crianza Positiva, organizado por Unicef y el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) en los meses de julio y agosto de 2024. 

Criar sin estos estereotipos de género (EG) es una oportunidad para que hombres y mujeres podamos vivir en un país más equitativo en oportunidades, menos restrictivo y discriminativo, expuso la experta. 

Relató que gracias al esfuerzo de muchas mujeres la crianza libre de EG da pasos, aunque aún hay mucho trabajo por hacer y compete a todos hablar del tema y establecer nuevas relaciones de género con niños, jóvenes, adolescentes y adultos, a quienes les cuesta mucho más trabajo cambiar una forma de enseñarles y entrar en un proceso de deconstrucción. 

“A estas generaciones (de adultos) nos puede causar comezón o conflicto porque nuestro cerebro se construye en la ecología y la sociedad en la que nació, derribar creencias y mitos cuesta trabajo…. nuestro cerebro tuvo años de construirse y retar esto implica mucho trabajo”, agregó la especialista, directora de Casa Integrativa de Potencial Humano. 

¿Por qué educar sin estereotipos de género? 

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Básicamente porque causan daño a las personas, como la violencia de género, la depresión en jóvenes y adolescentes, la desigualdad económica y cultural, los prejuicios, una reducción de la personalidad y muchos otros problemas más.  

“Los estereotipos se convierten en agentes de discriminación”, define Unicef. 

En un video se les pidió a los niños de un salón de clases en el Reino Unido que dibujaran una profesión y le pusieran un nombre a su personaje. De 61 niñas y niños, sólo 5 le pusieron nombre de mujer. 

Los resultados causaron sorpresa a los asistentes al webinar porque, dijeron, aún seguimos pensando que la figura fuerte es un hombre y no una mujer. 

“Los niños y las niñas todo el tiempo nos están viendo y en base a eso se van haciendo un modelo del mundo, por eso debemos reflexionar que éste es un tema necesario y urgente”, agregó Luz del Carmen, quien cuenta con maestría en terapia infantil. 

Los estereotipos de género se definen entre los 5 y 7 años, de ahí la importancia de no reproducir estos frente a los niños y no limitarlos en sus elecciones, como sucedía en el pasado, que íbamos a fiestas y a ellos les ponían tenis, ropa ligera para que pudieran correr y sentirse libres, mientras que a las niñas les tocaban vestidos ampones, zapatos de charol, colitas y moños para verse lindas y como muñequitas. 

“La ropa para nosotras no era cómoda, no nos permitía jugar como a ellos”, recordó la especialista radicada en Nayarit. 

Los EG se socializan desde que somos muy pequeño y esto se da en cosas muy sencillas como escoger los juguetes o el deporte. Para los niños son los carritos, las canicas, correr por el sol, trepar un árbol, salir a la calle, el futbol, la bici. Para las niñas eran las muñecas, los juegos de té, la cocina. Por fortuna eso va cambiando y en las tiendas ya hay zonas con juguetes no terminados por género.  

“Estos eran estereotipos que poco a poco se van rompiendo y hoy vemos quinceañeras con tenis; pero para eso hubo una loca que en su momento dijo ‘yo quiero así’. Por eso es tan importante escuchar a los adolescentes”, reiteró la tallerista, quien también cuenta con diplomados en terapia familiar sistémica y es vocera y promotora de los buenos tratos y guía respetosa a la infancia y la adolescencia. 

VIDEO HAZLO COMO NIÑA 

Los estereotipos de la crianza también cambian. En 50 años hemos pasado de las familias de 12 hijos, donde el padre era el proveedor y la madre “el ama de casa” destinada al servicio de los demás. En esos años había una rigidez en los roles de la casa, de la familia y en las profesiones. Donde las hermanas les servían de comer a los hermanos. 

“Fue gracias a la rebeldía adolescente que aparecieron los tenis en las mujeres, haciendo un contrapeso a la rigidez”, expuso.  

En los 80s las mujeres tuvieron una vida más activa en el campo académico y profesional, las familias fueron más pequeñas, aumentó el divorcio, las madres solteras y aparecieron las familias monoparentales. Los hijos vieron otras maneras de ser familia. Hasta que llegamos a las familias homoparentales. “El paso de la historia nos ha ayudó a ir avanzado”. 

“En la crianza no se crea dinero, se crea humanidad” 

En la crianza se va tejiendo nuestra propia humanidad, vamos aprendiendo en lo íntimo las maneras de ser persona, resolver conflictos, a relacionarnos con nuestro cuerpo y nuestra mente. “La familia es un agente socializador y por lo tanto también socializa la misma discriminación”, dijo Aguilar. 

En las familias rígidas no permea la flexibilidad para mostrar toda la variedad de maneras en que podemos estar en el mundo y se van generando síntomas que la enferman. Cuando tienen la suerte de llevar al hijo adolescente con un especialista de la salud llega con ansiedad, depresión o eventos suicidas.  

“Porque esta expresión de quién eres tú y cómo te apetece descubrirte en el mundo no tienen cabida en este tipo de familia”, ejemplificó Aguilar, diplomada en el abordaje multinacional del trauma complejo y formada en tratamiento basado en la mentalización con niños. 

 “Por eso es importante darnos cuenta de cómo era esa familia en la que nacimos y crecimos, porque los seres humanos llegamos a ese nicho en el que se van a desplegar nuestras habilidades o no, vamos a florecer o no, y ese nicho es donde se da la crianza”, sostuvo. 

La crianza significa involucrar, nutrir, alimentar, educar, dirigir, pero también involucra el pensamiento, la cultura y la sociedad. Con el tiempo aparecen nuevas definiciones de las familias y estás se va volviendo más complejas.  

Hoy se habla de la familia elegida que tiene su origen en las personas definidas como homosexuales, quienes fueron expulsadas por sus familias de sangre, muy rígidas, inconformes con su elección. Entonces, estas personas discriminadas comenzaron a elegir a su propia familia y a crear lazos con otras personas. 

El modelaje viene de la crianza y los maestros, el parque, la casa y las relaciones que establezcan los padres son los agentes socializadores en la infancia temprana. Las niñas y los niños que viven en lugares donde se ejerce la violencia contra la mujer aprenden eso.  

“Se van modelando situaciones de violencia muy explícita o sutil y van interiorizando no sólo el desarrollo negativo sino formas deformantes de la manera en que van a socializar”, dice Luz, diplomada en terapia familiar sistémica. 

¿Qué son los estereotipos de género? 

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Son papeles, roles, formas de ser y de actuar, un guion hecho por otra persona que nos dice cómo comportarnos, qué es ser hombre y qué es ser mujer y no nos da la oportunidad de saber quiénes somos nosotros. “Debemos reflexionar sobre el estereotipo de género que se construye, sobre todo en la crianza”. 

Los guiones los escribe la familia de origen y la sociedad. Cuando somos pequeños vamos escribiendo un cuento: el niño o niña pequeña ve a una mamá agotada, cansada, estresada, que llega cansada de laborar a seguir trabajando en los cuidados, la comida, la casa, y entonces aprende que debe ser buena niña, obediente, bien portada, limpia y educada, ejemplificó la especialista. 

En ocasiones estos guiones nos quedan bien, pero otras veces nos quedan muy estrechos para nuestra naturaleza y limitan nuestro anhelo y capacidad de disfrute y van generando síntomas.  “En psicoterapia recibimos personas con leguajes dolorosos que se sienten deprimidas y angustiadas y tiene mucha ver con el rol impuesto. Y estos roles pueden convertirse en blanco de estereotipos”. 

Estereotipar es transformar al otro en un minúsculo lugar común, ocultando o invisibilizando toda la compleja trama de identidades y características que lo componen y lo hacen una persona única e irrepetible, relató Luz del Carmen, desde su lugar de residencia, en Nayarit. 

La carga mental y la tribu 

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El EG que se nos ha dado a las mujeres en la crianza es enorme. La desigualdad y el desequilibrio de poder socialmente atribuido a las mujeres y los hombres son el origen de la violencia contra las mujeres y pueden justificarla. 

“Ahora que estamos construyendo otras maneras, con la mujer en la academia, en las directrices de la economía y en la crianza, (las mujeres) terminamos agotadas. Tenemos que ver los roles y cómo se han generado estos estereotipos en la sociedad y en la familia”, pidió Aguilar. 

Diplomada en evaluación de competencia parentales, la especialista explica que aún se espera que la mujer se dedique a lo doméstico, a lo privado y a la vez genere economía.  

Hay una doble exigencia y ese término se llama carga mental: tenemos en la cabeza un montón de temas de la vida doméstica como lavar la ropa, tender la cama, qué se cocina, qué medicamentos toman los hijos, juntas de familia, problemas de papelería… 

“Hay un cúmulo de cosas que están en la cabeza y que en el estereotipo le toca a las mujeres ¿Y quién definió que nos tocaba? Entonces además de ir a trabajar las mujeres debemos andar con esta lista de cosas en la cabeza.  Socialmente nos toca operar a las mujeres”, agregó. 

Una de las consecuencias de la carga mental es que genera estrés y agobio y bajan las competencias parentales. “Entre más estrés hay una tendencia al maltrato con los hijos y por eso es tan importante hablarlo”.  

Además, los EG dificultan la respuesta a la violencia, ya que la idea de que es un asunto privado puede dificultar que las mujeres busquen ayuda. 

“El movimiento feminista comenzó a nombrar muchas cosas invisibilizadas. Lo que no se nombra no existe y lo que no existe se problematiza y por lo tanto no se resuelve. La perspectiva de género nos ayuda a nombrar y lo que se nombra se puede resolver”, dijo. 

Por eso es muy importante que desde el DIF y Unicef se hayan abierto estos espacios para dialogar y coincidir.  

Es momento de romper con modelos tradicionales y ver cuál es el rol de ser varón y cuál el de la mujer, quien lleva el aporte económico a la familia, que los padres también hablan de menstruación con sus hijas y debemos integrar a identidades de género alternativas para avanzar hacia el fin de la violencia de género.  

Es urgente e importante que los hombres se deconstruyan, que se involucren en la crianza, ya que son parte del cuidado universal, que integra el cuidado doméstico y el aporte económico y eso incluye todo el trabajo no remunerado de las mujeres. 

“Nos toca ir conversando con nuestras parejas, hablar de sus malestares e ir haciendo acuerdos. La intención es ir generando una tribu, que los hombres tengan más referentes, hombres que se involucran en la crianza, que entren en la vida doméstica y conecten con la ternura porque están muy solos. Necesitan encontrar una tribu”, concluyó la especialista. 

Organizado por Unesco y el DIF, el webinar contó con la participación de 443 personas conectadas, de las cuales 40 eran hombres. Vía Facebook, el tema convocó a 61 mujeres y a un hombre.  

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