Me organizo para resolver lo urgente, lo que se debe de hacer, las tareas de mis hijos, mi trabajo de oficina, la comida y de la limpieza de mi casa, lo que alcance; no puedo dedicar tiempo a actividades que antes hacía como jugar con Alex o cuidar de mis plantas… desde que inició la pandemia se me vino el mundo encima”, comenta Claudia, quien tiene 39 años y tiene tres hijos: María de 8, Mateo de 6 y Alejandro de 3 años, y agrega que su pareja no está entresemana por lo que está sola prácticamente cinco días a la semana, “mis días se han hecho más largos, a veces eternos, las tareas y clases, oficina y limpieza de la casa, preparar la comida, la ropa… me siento cansada todo el tiempo. Siempre con cosas que hacer y con la enorme culpa de estar tan dividida en la atención a mis hijos”.
Verónica Alférez, cofundadora de Seguridad Afectiva y Vínculos, A.C. (SAVIN) explica que, debido a la pandemia de Covid-19 y al más de un año desde que las niñas y los niños dejaron de ir de manera presencial a la escuela, para miles de mamás se ha multiplicado la demanda de atención y trabajo. Destaca que, en muchos casos, iniciaron un proceso donde pasaron por la incertidumbre e inestabilidad, y quizá a la adaptación de las nuevas condiciones de vida, sin que necesariamente la demanda familiar y laboral se haya ajustado para cuidar de su salud física y emocional.
¿Hay que buscar ayuda?
Sí, hay que hacerlo; la experta explica que es indispensable que las mamás sepan que está bien sentir tristeza, enojo o miedo, y hay que estar conscientes de esto, expresarlo y buscar en las redes de apoyo a una persona de afecto como es una amiga o familiar para hablar lo que se siente, o bien una persona profesional que la nos contenga. Subraya que, es fundamental poner atención en algunos síntomas que nos indican que es necesario, además, recibir de atención especializada:
- Irritabilidad.
- Cambios repentinos de estado de ánimo.
- Ataques de ansiedad, que se puede experimentar como:
- Sensación de nerviosismo, agitación o tensión.
- Sensación de peligro inminente, pánico o catástrofe.
- Sudoración.
- Taquicardia.
- Respiración acelerada (hiperventilación).
- Cambios o descuido en la atención dedicada al autocuidado como lo es higiene o alimentación.
- Abuso de sustancias.
Verónica Alférez comenta que si se han identificado algunos de los síntomas es preciso buscar ayuda especializada, restablecer los hábitos saludables como son una rutina que permita comer bien, respetar los horarios de sueño, y el autocuidado. “Hay que empezar por la parta física, después la parte emocional, darse cuenta qué es lo que siente e identificar comportamientos y emociones”, expone. Para finalizar, explica que debido a la pandemia es esperado que muchas mamás experimenten una sensación de vulnerabilidad y sientan que las circunstancias las rebasan de varias maneras, además que es importante tener claro que, la propia pandemia ha representado para muchas de ellas una amenaza o detonado procesos de pérdidas de seres queridos, de la salud o afectación en las fuentes de ingreso, situación que también impacta su salud emocional.
“Hasta ahora que hablo de todo esto, de cómo me siento agobiada, triste, sola… me doy cuenta que necesito buscar apoyo con mis hermanos Bety y Pepe para las compras del súper, incluso para por un momento el cuidado de mis hijos; debo hacerlo antes de que se vuelva un problema tan grande que afecte a mi familia y no sepa ni por donde comenzar”, finaliza Claudia.
Líneas de orientación y ayuda emocional
– Sistema Nacional de Apoyo, Consejo Psicológico e Intervención en Crisis 55 5259-8121
– Centro de Atención Ciudadana la Línea de la Vida 800 91120 00
– Línea UNAM 55 5025 0855
Más información:
SAVIN – Seguridad Afectiva y Vínculos, A.C.
www.savin.org.mx
#LaNiñezImporta
(Foto del artículo por: Daniel Galeana – El Sol de México)