En el México actual, donde nuestra primera presidenta busca construir bases firmes para la justicia social y el bienestar universal, es imperativo visibilizar y poner en el centro a las niñas, niños y adolescentes en el país. Este grupo, que constituye el 28.1 % de la población, enfrenta desafíos que demandan una respuesta contundente y transformadora de parte del Estado Mexicano.
La realidad que enfrentamos
A pesar de la disminución de la pobreza ocurrida en el sexenio anterior, las niñas, niños y adolescentes siguen siendo los más pobres entre los pobres. Y entre ellos, los que viven en peores condiciones son las niñas y niños menores de 6 años. No es casualidad que la presidenta Claudia Sheinbaum haya establecido que trabajará como prioridad con este grupo para la construcción de los Centros de Cuidado y Educación Infantil. No obstante, sacar a estas niñas y niños de esa condición, y asegurar sus derechos para que tengan una vida de dignidad y plenitud, requiere de una Política de Estado. Así, con mayúsculas. Una donde tengamos claro qué resultados queremos observar en cada niña y niño, para que de manera inequívoca sepamos que estamos garantizando sus derechos. Y a partir de ahí, una definición de los servicios que cada niña, niño y familia cuidadora requiere para garantizarle a ese individuo en concreto bienestar en el presente y prosperidad en el futuro. Al impulsar todo su potencial, también estaremos construyendo un México más justo, igualitario y digno para todas y todos.
La propuesta: una república de y para las niñas, niños y adolescentes
La presidenta de la república se propone transformar a la nación y, para ello, en el boceto de su Plan Nacional de Desarrollo enuncia 14 repúblicas. Cada una es una faceta del México que se ha propuesto construir. Sin embargo, esta ambiciosa propuesta podría reflejar con mayor claridad la convicción y compromiso de la presidenta Claudia Sheinbaum con las poblaciones más vulnerables, si se incorporara una república de y para la niñez y la adolescencia. Si bien el Plan actual contempla programas dirigidos a esta población, estamos ante una oportunidad única para darles mayor visibilidad y mencionarles explícitamente en la redacción final.
Por ello, un grupo amplio de colectivos pedimos que la primera infancia, la niñez y la adolescencia sean reconocidos como una prioridad en el Plan Nacional de Desarrollo. Esto permitirá que cada servidor público, en el ámbito de su responsabilidad, trabaje de manera activa para garantizar a cada bebé, niño, niña y adolescente el pleno ejercicio de sus derechos.
Pero, ¿qué es esta república de y para la niñez? Es la enunciación de una política de estado de carácter integral, que reconociendo las particulares de cada etapa y situación de vida, provea a bebés, niñas, niños y adolescentes, y a las familias que los cuidan, los servicios que requieren para vivir con bienestar, garantizar sus derechos y detonar su potencial. No estamos hablando de lo mismo para todos, sino de servicios universales que se complementen con servicios especializados para las poblaciones que así lo requieran.
Proponemos que la base de esta política de estado sea “Raíces del Bienestar”, una política de atención integral e intersectorial para las niñas y niños menores de 6 años. Tendrá entre sus componentes algunos de los programas insignia de esta administración, como 1000 días, que sería la puerta de entrada desde los servicios de salud. Con seguridad el programa incluirá suplementación, lactancia materna, tamizajes, vacunación, apoyo a la alimentación y evaluaciones del desarrollo infantil. Habrá que conectarlo con servicios de educación inicial universal -escolarizada o no escolarizada-, asegurando programas de crianza positiva para sus familias, servicios de cuidado infantil para quienes los requieran (aquí conectamos con sistema de cuidados) y transferencias económicas para la población en pobreza y pobreza extrema. Una posible vía de entrega son los programas de visitas domiciliarias, que han mostrado ser muy efectivos.
Al entrar a primero de primaria, niñas y niños entrarían a “Creciendo con bienestar”, una política integral que debe asegurarles acceso a educación de calidad con enfoque inclusivo que disminuya las brechas y asegure aprendizajes fundamentales, disponibilidad y acceso a materiales educativos, alimentación escolar balanceada, programas de habilidades socioemocionales y entornos escolares seguros, libres de violencia y discriminación. Como ya propone el plan, es crucial implementar programas de salud preventiva que incluya evaluaciones regulares, nutrición adecuada y promoción de actividad física. De igual modo, debe considerar especial atención a los entornos digitales y los riesgos que de ellos derivan. Finalmente, se conecta al Sistema de Cuidados con los horarios extendidos, y asegura programas de crianza positiva para seguir desarrollando en las personas cuidadoras las competencias parentales que requieren. Las becas como Rita Cetina son fundamentales en esta etapa.
Al cumplir 12 años, las y los adolescentes entrarían a “Creando con bienestar”, política nacional intersectorial diseñada para garantizar que adolescentes hasta los 17 años cuenten con las oportunidades, herramientas y entornos necesarios para desarrollar su autonomía, construir proyectos de vida y ejercer plenamente sus derechos. Esta política prioriza a quienes enfrentan desigualdades estructurales y condiciones de vulnerabilidad, promoviendo su desarrollo integral en un marco de equidad.
Un llamado a la acción
La presidenta Claudia Sheinbaum ha enfatizado que es tiempo de transformación y de mujeres. También que la prioridad son las poblaciones en pobreza, y que las acciones del Gobierno deben construir equidad, bienestar y justicia. Siguiendo este espíritu, amplios grupos de colectivos hacemos un llamado a la presidenta para que, en el marco del Plan Nacional de Desarrollo 2024-2030, adopte esta propuesta como una estrategia central para transformar a México desde sus cimientos.
Conclusión
Hoy tenemos la oportunidad de reimaginar y reconstruir nuestro país sobre bases de justicia y bienestar para todos. Hagamos de México una República que, con responsabilidad y amor profundo, dé a cada bebé, niño, niña y adolescente, la oportunidad de ser feliz, de vivir con dignidad y bienestar, de escapar de la condena de la pobreza, y de tener una vida de plenitud. Es su derecho, y por tanto, nuestro deber. Hagamos de México el mejor lugar para nacer.