Violencia contra la primera infancia: una tragedia que no podemos seguir ignorando

La violencia infantil cobra vidas y deja secuelas profundas en el desarrollo físico, emocional y psicológico de quienes sobreviven a estos abusos.

En los últimos meses nos hemos enterado de hechos indignantes sobre la realidad que enfrentan muchas niñas y niños en su primera infancia en México. Ejemplo de ello es lo ocurrido en Veracruz, el pasado 18 de agosto, donde una niña de 4 años perdió la vida a consecuencia de los golpes propinados por su padrastro. Asimismo, en el Municipio de Benito Juárez, Cancún, dos menores de edad, de apenas 2 y 6 años, fueron golpeados también por su padrastro, lo que provocó la muerte del niño de 2 años. 

Lamentablemente, estos no son casos aislados, la semana pasada se dio a conocer el caso de un niño de sólo 6 años, en Iztacalco, Ciudad de México, el cual expone una vez más el rotundo fracaso del sistema, pues a pesar de las múltiples denuncias de los vecinos sobre el maltrato que el niño sufría, la ayuda nunca llegó. El niño, quien vivía en condiciones de desnutrición y constante maltratofalleció el pasado 10 de octubre tras ser golpeado por su padrastro. 

En México, la magnitud del maltrato a las niñas y los niños en primera infancia es alarmante. Las estadísticas reflejan su gravedad: 2,388 niñas y niños menores de 6 años fueron asesinados entre 2010 y 2022, según el INEGI; y 5 de cada 10 niñas y niños menores de 6 años son sometidos a métodos de disciplina violenta, de acuerdo con la ENSANUT 2021. La violencia infantil cobra vidas y deja secuelas profundas en el desarrollo físico, emocional y psicológico de quienes sobreviven a estos abusos. 

Desde el Pacto por la Primera Infancia hemos denunciado la falta de programas a gran escala destinados a proteger y prevenir la violencia contra la infancia en México e hicimos un llamado urgente a las autoridades a trabajar en políticas públicas que ofrezcan una protección integral y especializada a niñas y niños, así como programas que fortalezcan y apoyen a las familias que les cuidan. 

La solución a esta problemática no recae en un sólo actor: es una responsabilidad conjunta que involucra al gobierno, las autoridades, madres, padres, cuidadores, y a la ciudadanía en su conjunto. No podemos seguir ignorando las voces de quienes no pueden defenderse por sí mismos. Necesitamos un cambio cultural donde las niñas y los niños sean vistos como sujetos de derechos. Urge implementar políticas públicas y programas específicos que protejan a la infancia, apoyen a las familias y prevengan la violencia desde su raíz. 

Es necesario desnaturalizar el uso de la violencia como método de disciplina en la crianza y, al mismo tiempo, involucrar a la ciudadanía en la creación de una cultura de denuncia protección, que promueva la seguridad y el bienestar de las niñas y los niños. ¿Qué programas de apoyo a las familias podrían ayudar a reducir la incidencia de maltrato infantil en México? ¿Qué cambios legislativos son necesarios para proteger mejor a las niñas y los niños frente al maltrato

A continuación, recapitulamos algunas de las acciones muy concretas para erradicar el maltrato infantil que como colectivo hemos hecho a las autoridades federales, estatales y municipales: es esencial promover un cambio cultural que reconozca a las niñas y niños como sujetos plenos de derechos; es imperativo desnaturalizar la crianza violenta mediante la promoción de nuevas normas sociales y visiones que fomenten el respeto y la protección hacia la infancia; y realizar campañas de sensibilización que destaquen la importancia de los primeros años de vida y los beneficios de una crianza respetuosapositivacariñosa y sensible

Además, se deben implementar programas enfocados en el desarrollo de competencias parentales, como visitas domiciliarias, talleres de manejo del estrés, técnicas de disciplina positiva escuelas para padres. Aprovechando la infraestructura existente (como programas de apoyo alimentario, servicios de salud, educación preescolar y centros de atención infantil) es posible escalar estas iniciativas de manera rápida y efectiva, asegurando un mayor impacto a bajos costos. 

Es crucial que las familias tengan acceso a estos programas desde el primer momento que entran en contacto con el servicio público y que se monitoree su cobertura de forma permanente. También se deben establecer mecanismos de detección temprana de factores de riesgo en hogares con niñas y niños menores de 6 años. Esto permitiría crear rutas de atención integrales y dar un seguimiento individualizado para mitigar los riesgos y prevenir tragedias futuras. 

Es vital impartir permanentemente talleres de sensibilizaciónprevencióndetección y atención de casos de violencia y abuso sexual dirigidos a madres, padres, tutores, cuidadores, trabajadores sociales, personal de salud y docentes, adaptados a diferentes niveles de educación y a las necesidades de la comunidad. Paralelamente, se deben desarrollar en los servidores públicos de instituciones que trabajan con niñas y niños en primera infancia las competencias necesarias para crear espacios de seguridad que permitan la conexión emocional positiva y apoyen su desarrollo y bienestar. 

Difundir ampliamente la prohibición legal del castigo físicodegradante y humillante, así como dar a conocer, por medios accesibles para niñas y niños, los mecanismos de protección y recursos de ayuda para víctimas de violencia, como la línea 911. Además, es necesario revisar y actualizar la legislación sobre violencia sexual contra niñasniños y adolescentes. Asimismo, se deben fortalecer y promover los protocolos de detección y atención de señales de violencia en entornos como estanciasescuelas y el hogar. 

Si permitimos que la violencia sea una realidad cotidiana, estamos fallando como sociedad. Estamos fallando como país. El llamado a la responsabilidad colectiva es urgente: necesitamos políticas efectivas que garanticen la seguridad y el bienestar de las niñas y los niños en primera infancia en México.

**Norma Espinosa, Gestora de Medios y Relaciones Públicas | Abigail Mendoza, Coordinadora de Comunicación

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